/original/MARINA-RINALDI-LP-COVER-DESKTOP-2+%284%29.jpg)
El amor más Grande
Aquí estamos, es uno de esos momentos del año en que el mundo se divide en dos: el día de San Valentín, o lo amas o lo odias. También hay quienes muestran una feliz indiferencia, pero seamos sinceros, no es lo habitual. En cualquier caso, sospecho que es solo una estrategia para ocultar la decepción si nadie les felicita el día.
¿San Valentín sí o no?
Qual'è il Senso di avere una Festa dell'Amore nel 2025
Personalmente, el día de San Valentín empezó a apasionarme cuando descubrí el significado más amplio de la fiesta de los enamorados. Shakespeare lo menciona en su Hamlet, pero la referencia más antigua que tenemos es una carta de Carlos de Orleans escrita a principios del siglo XV y dirigida a su esposa. En cuanto a sus orígenes, nos remontamos a finales del siglo V cuando, sobre las cenizas de los antiguos rituales romanos, se instauró una celebración religiosa en honor del obispo mártir
Valentín de Terni, de quien se cuenta que, unos doscientos años antes, había bendecido a una pareja de enamorados a cuya unión había quien se oponía.
En resumen, no es una invención de algún demonio del marketing moderno. De hecho, para aquellos que quieran darse una vuelta por los meandros del corazón, es la excusa perfecta para escuchar los propios sentimientos.
Amarnos y honrarnos a nosotros mismos primero
Hace un tiempo, leí una entrevista que Viola Davis concedió a la revista People. En un momento dado, la actriz estadounidense, ganadora de un Oscar por Fences en 2016 y que se hizo famosa por su papel en La duda en 2008 y Criadas y señoras en 2011, explica: “Lo que le digo a mi hija es: ‘Génesis, eres el amor de tu vida’” y luego añade: “Tienes que empezar una historia de amor radical contigo misma, entrar en contacto con tu voz interior, con lo que te gusta o no te gusta o lo que va más allá de ciertos límites. Y hay que honrar todo eso”.
Propongo que, a partir de este día de San Valentín, hagamos nuestras las palabras de Davis.
Dediquémonos un pensamiento a nosotras mismas, cultivemos la alegría, sonriámonos, riámonos dulcemente de nuestras pequeñas manías y, por qué no, hagámonos un regalo. Podría ser un libro, una tarde en el spa, una entrada a esa exposición que aún no hemos podido ver.
O un vestido, ese tan especial que nos pondremos cuando nos apetezca soñar.
Cristina Manfredi
