Cuando las temperaturas bajan, la falda larga de invierno se convierte en una prenda clave para un guardarropa que combina comodidad y estilo. Para cada silueta, el ajuste es fundamental: olvidémonos de los cortes que aprietan y centrémonos en modelos que realzan todas las fisionomías.
Las tendencias ven un triunfo de la falda larga y la falda midi, perfectas para estilizar la figura y hacer que cada look sea ideal para cualquier ocasión. Para el invierno, apuesta por tejidos estructurados y pesados como lana y cachemira, el tweed, la malla de canalé. No solo colores oscuros que adelgazan, sino también estampados clásicos como la falda escocesa (en tartán o plaid) que, si se lleva con un cinturón alto, define la cintura. El objetivo es unir la elegancia sofisticada de la prenda con la necesidad de comodidad y calor para afrontar la temporada fría.