Os voy a contar un secreto. Para ser precisa, es un secreto a voces, una de esas cosas que no notas aunque la tengas delante de las narices y cuando alguien te la señala dices: «¿Pero cómo no se me había ocurrido?».
Empieza la temporada de cócteles, cenas y fiestas, y te apetece sentirte a gusto sin pasar horas pensando en los looks. No eres como esa compañera de trabajo que siempre se lleva medio armario a la oficina.
Seamos claros: admiro a esas mujeres tan maravillosamente organizadas desde lo más profundo de mi corazón. Una vez intenté ese truco, pero olvidé los zapatos, así que terminé con un vestido de noche y botas cowboy, una combinación perfecta si estás planeando una salida nocturna en algún club underground, pero poco adecuada para una gala benéfica.